Las creencias son opiniones o conceptos que la persona acepta como una descripción del mundo, como una verdad.
Nuestra mente guarda cada palabra, situación, o lo que sea que hayamos visto o haya llamado nuestra atención. Esto pasa durante toda la vida, aunque tiene más peso el registro en los primeros años. Así hemos almacenado muchas cosas buenas y otras no tanto. Y probablemente han quedado frases impresas que no nos ayudan, dichos o refranes varios, habituales en nuestros padres, familia o entorno en general.
Así, vamos a actuar en consecuencia con todo lo que tengamos archivado, por ejemplo, con frases como “puedes lograr lo que te propones”, maravilloso, ya que nos sentiremos seguros y probablemente lograremos lo que deseamos.
Pero, ¿qué pasa si las frases no son tan facilitadoras?, por ejemplo con frases como: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, probablemente evitemos intentar algo nuevo.
Más allá de estos refranes, podemos haber escuchado frases repetidas cientos de veces dichas por quienes nos rodeaban en nuestra infancia: “Déjame hacerlo a mi, vos no sabes…” (con lo cual crecemos pensando que no servimos), o “Que torpe… o inútil… o burro… o feo… o tonto…” y para qué seguir…
El efecto de estas creencias en nosotros es que sintamos, a menudo, que no podemos, no servimos, no tenemos…Lo bueno es que podemos cambiar todo lo que ya no nos sirva, y mejor aún, prestar atención a lo que decimos para ayudar nosotros a instalar creencias facilitadoras en nuestros hijos, alumnos o quienes nos rodean.
La PNL nos ayuda a hacer consciente este tipo de frases así cuando detectamos una creencia limitante, podemos cambiarla por una facilitadora. De esta forma lograremos ir reemplazando viejas creencias, por nuevas y positivas que nos facilitarán tener una vida mejor.
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